¡No lo dejes de intentar!
Un tema recurrente en el Héroes Fest 2014 ha sido el tema del fracaso. ¿Podemos aprender del fracaso? ¿Cómo cambiar su connotación negativa?
El problema no es si se fracasa o no, si se aprende del fracaso o no, si se bota o no. El problema es que para muchos el fracaso se convierte en frustración. Y la frustración es algo que preferimos evitar. Y entonces dejamos de intentar.
Algunos me ha dicho que han intentado aprender a programar pero han fracasado, o que han intentado ser emprendedores pero no lo lograron. No hay tal cosa. Simplemente lo dejaron de intentar. La programación, al igual que el emprendimiento, no es algo que se intenta una vez, es una mentalidad, un estilo de vida.
La Nueva Educación es un proyecto que intenta crear esa nueva mentalidad. Se basa en una única premisa: Aprende algo nuevo cada día, crea algo nuevo cada día. No importa si asistes al colegio o no, si tienes un trabajo o no, si tienes 5 años o 65, si es martes o sábado. Ni siquiera importa lo que aprendas y lo que crees. El único requerimiento es que aprendas algo que nadie te ha dicho que aprendas y hagas algo que nadie te ha dicho que hagas.
El objetivo es todos los días intentar algo nuevo y mostrárselo a los demás. Es posible que a nadie le importe o que a nadie le guste. No interesa. Lo importante es levantarse al siguiente día y volverlo a intentar.
Optimismo aprendido y mentalidad de crecimiento
Hay dos libros relacionados con este tema que les quiero recomendar. El primero se llama Optimismo Aprendido, de Martin Seligman, que ha estudiado el optimismo y el pesimismo por más de 30 años. El tema central del libro es que el estilo que utilizamos para explicar los eventos buenos y malos que nos ocurren determina que tan optimistas o pesismistas somos. Tu estilo es pesimista si piensas en las malas cosas como algo permanente (“siempre se me olvida …”, “nunca voy a poder …”). Por otro lado, tu estilo es optimista si las piensas de modo pasajero (“últimamente se me olvida …”, “todavía no puedo …”). Y eso puede ser la diferencia entre intentar algo nuevamente o no.
El caso más interesante en el libro ocurre con los vendedores de seguros. En promedio, solo una de diez llamadas que hace un vendedor de seguros acepta una cita para recibir más información. Y una de veinticinco termina comprando un seguro. ¿Cómo mantenerse motivado después de cinco, nueve, quince, o veinte fracasos? ¿Cómo recuperarse y volver a levantar el teléfono?
El otro libro es Mindsets, de Carol Dweck. El argumento central es que algunas personas ven las habilidades y la inteligencia como algo fijo (mentalidad fija), otros las ven como cualidades que pueden ser desarrolladas (mentalidad de crecimiento). Lo interesante es que las dos mentalidades conducen a diferentes comportamientos y resultados. Las personas que tienen una “mentalidad de crecimiento” tienden a mejorar cada día, a superarse cada día. Por el contrario, las personas con una “mentalidad fija” no lo intentan porque creen que, sin importar lo que hagan, no van a poder mejorar.
El colegio y la creatividad
Talvez el estudio más importante sobre creatividad realizado hasta ahora ha sido el de Mihaly Csikszentmihalyi -no intente pronunciarlo- resumido en su libro “Creatividad: Flujo y la Sicología del Descubrimiento e Invención” que fue publicado por primera vez en el 96’. El estudio se basa en 91 entrevistas a personas creativas, reconocidas internacionalmente, cuyo trabajo ha impactado de una u otra forma nuestras vidas.
Entre los diversos hallazgos hay uno que llama especialmente la atención: el efecto del colegio sobre las vidas de los entrevistados. El siguiente extracto del libro resume el resultado:
Es extraño el poco efecto que el colegio -incluso el bachillerato- parece haber tenido en la vida de personas creativas. Muchas veces uno siente, si algo, que el colegio amenazó con extinguir el interés y la curiosidad que el niño había descubierto fuera de las paredes. ¿Qué tanto contribuyeron los colegios a los logros de Einstein, Picasso, o T.S. Eliot? El registro es bastante sombrío, especialmente considerando todo el esfuerzo, los recursos, y la esperanza que hemos puesto en nuestro sistema de educación formal.
Y es que el fracaso, en nuestro sistema educativo, tiene una connotación negativa. Las malas notas son eso, malas notas. ¿Cómo podemos cambiar la mentalidad si el sistema educativo se enfoca más en el resultado que en el esfuerzo? ¿Cómo podemos crearle una mentalidad de crecimiento a nuestros jóvenes si constantemente los estamos evaluando?
Redefiniendo el fracaso
El fracaso es una iteración, es una señal de que lo estamos intentando. A veces las cosas simplemente no se dan: el mercado no está listo, no era realmente lo que quería hacer, no vi el error en el código, etc. A veces se aprenden de esos fracasos y a veces no. A veces se desechan, a veces se analizan. Lo importante es nunca dejar de intentarlo: seguir aprendiendo, seguir creando.