La transformación de la educación

Es el año 2013. Niños y jóvenes son encerrados en edificios por varias horas al día, aislados del mundo real, aprendiendo lo mismo al mismo ritmo. ¿El objetivo? Convertirlos en empleados obedientes y productivos en el menor tiempo posible.

El ambiente estéril crea una sociedad artificial con jerarquías propias que desmotivan el aprendizaje. Bullying, temor al rechazo y conversaciones superficiales hacen parte del día a día. Hay muy poco espacio para la profundización, la curiosidad y las habilidades individuales.

Es difícil escapar el destino. Grandes corporaciones sólo tienen en cuenta a aquellos que ostentan algún “título” -un cartón que les garantiza que el postulante es capaz de seguir instrucciones sin cuestionar. Es desafortunado, pero muchos todavía anhelan la falsa sensación de seguridad que les ofrecen las grandes corporaciones.

Los efectos han sido devastadores. La educación se ha convertido en una industria que genera trillones de dólares al año enriqueciendo a unos pocos. El aprendizaje ha dejado de ser un fin para convertirse en un medio obstáculo. El currículo impuesto asfixia la curiosidad del niño mientras que los exámenes y las notas sellan su destino. ¿El resultado? Varias generaciones que han frustrado sus sueños a favor del sistema económico.

Es el año 2025. Aunque los colegios y las universidades siguen siendo populares, estudios de arte, hacker spaces, laboratorios y espacios rurales son ahora los nuevos centros de aprendizaje. Niños y jóvenes construyen mientras aprenden. Es la curiosidad la que los motiva a profundizar en diferentes temas, no un currículo impuesto que poco les aporta.

La conexión con la naturaleza los motiva a entender y hacer mejor uso de los recursos. La participación en comunidades los incluye en la sociedad y les permite hacer aportes reales: ayudando a los demás, creando, participando.

La tecnología ha transformado la educación para bien. A través de un computador con acceso a Internet es posible aprender cualquier tema, discutir con personas en otras zonas geográficas, y usar, remotamente, costosos dispositivos para explorar el mundo.

Los títulos han perdido su valor. Es una sociedad basada en la reputación. Los jóvenes participan en foros y en competencias virtuales, crean blogs y portafolios sobre los temas que les apasiona. A las empresas ya no les impresionan los títulos. Ya no necesitan los empleados obedientes de antes, necesitan personas creativas capaces de romper el status quo.


La buena noticia: no tenemos que esperar al 2025. La transformación está ocurriendo ahora. Hoy es posible aprender sobre casi cualquier tema a través de Internet: ecuaciones diferenciales, pintura en acrílico, programación para iPhone y Microeconomía son sólo algunos ejemplos.

Hackerspaces son espacios físicos abiertos y operados por la comunidad en donde la gente se reúne a trabajar en proyectos. Los Meetups permiten a personas con intereses similares reunirse y discutir temas específicos.

El cambio también está ocurriendo en las empresas. Un gran porcentaje de startups de base tecnológica ya no tienen en cuenta los títulos. Los criterios de selección son blogs, contribuciones a otros proyectos y reputación en sitios como Stackoverflow.

La educación deja de ser un proceso lineal y se convierte en el eje central de nuestras vidas. El conocimiento es la nueva riqueza. No importa si tenemos cinco, treinta o noventa años, todos los días son una nueva oportunidad de aprender, crear y ayudar.

Bienvenido al futuro.

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