Una pasión creativa, no un empleo

Desde niños nos preparan para buscar un empleo. Nuestros padres pagan una sobrevalorada educación formal para que nos inyecten una cantidad de información que poco o nada nos va a servir en el futuro. Aprender no es lo importante, es el título lo que nos garantiza un sueldo y el ingreso a la vida laboral.

Parte de un cuadro que pintó Gabriela

Gabriela tiene dos años. En este momento su capacidad creativa es infinita.

Pero cuando entre al colegio le dirán qué debe aprender y qué tareas hacer. Le harán pruebas para validar si aprendió la lección y siguió las instrucciones. El objetivo será prepararla para que encuentre un empleo donde … ¡le sigan diciendo qué hacer!

Increíble ¿no?

Es la historia de millones y millones de personas. Sí, los colegios matan la creatividad. Y no, no quiero que Gabriela encuentre un empleo. Al contrario, espero que nunca tenga que buscar uno.

Dos tipos de personas

Consumidores y creadores.

Los consumidores son los que esperan que les digan qué hacer. Los que esperan que llegue la noche para salir de su trabajo y ver la novela o el reality del momento. Los que esperan su sueldo para pagar la cuota del lujoso automóvil que compraron. Son los que esperan …

Los creadores, por otro lado, son las personas que cambian el mundo. Los que toman la iniciativa. Los que están dispuestos a fallar. Son los que escriben la novela, los que producen el reality, los que diseñan el automóvil. Son los que crean …

Una pasión creativa

¿Qué diferencia, entonces, a los creadores de los consumidores? Los creadores tienen una pasión creativa.

Lo llamo pasión creativa porque a muchos les gusta viajar, ver televisión o leer, pero esas son pasiones pasivas. Las pasiones creativas, por otro lado, son las que crean valor: una novela (escribiendo), bienestar (ayudando a los demás), una obra de arte (pintando), una aplicación (diseñando, programando), etc.

Cuando una persona tiene una pasión creativa nadie le tiene que decir qué estudiar o qué hacer. No hay horarios. Es la pasión la que lo impulsa y le impone disciplina.

El colegio y la universidad sobran. Los títulos sobran. Su carta de presentación no es una hoja de vida, es el trabajo que publica. El trabajo por el que nadie le paga pero que igual hace porque le nace. El trabajo que utiliza para experimentar, para encontrar su estilo, para seguir aprendiendo, para seguir creando.

Nuestra sociedad no necesita más personas que sigan instrucciones, necesita más creadores …

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